joryeros

miércoles, 8 de julio de 2015

un poco de historia


La taracea ha sido utilizada desde las civilizaciones orientales y mediterráneas más antiguas para la decoración de objetos de uso, pequeños y refinados, como arcas y cofres, y de muebles preciosos .

El empleo de la taracea cartujana se limitó en un primer momento a cofres y arquetas; posteriormente… en los siglos XIV y XV, se pasó a decorar verdaderos muebles y, sobre todo, grandes arcones de sacristía y de ajuar, especialmente en las regiones del norte de Italia. (...)

La taracea a partir del siglo XIV aparece en Europa conectada con la moda de dejar las superficies de los muebles al natural, sin cubrir de estuco o pinturas. Muy pronto los taraceadores llegaron a ser habilísimos en cortar en láminas delgadas las maderas disponibles, como boj, nogal, ciprés y más raramente ébano, jugando con sus diferencias cromáticas para lograr múlti­ples efectos decorativos.

De la pequeña taracea de dibujos geométricos, corriente en Europa en la época gótica y durante todo el Quattrocento para la decoración del mobiliario, normalmente entallado, se pasó en Italia y sobre todo en Toscana, en el mismo siglo XV, a la taracea perspectiva, que reproducía temas figurativos y vistas arquitectónicas; se trata normalmente de trabajos de grandes dimensiones, destinados a decorar superficies enteras de muebles ‑sobre todo arcones ‑ y también sillas de coro, puertas y paneles de revestimiento de pa­redes.

La taracea pictórica, cuyos orígenes hay que buscar probablemente en Siena a principios del siglo XIV … alcanzó su máximo esplendor en Florencia en el siglo siguiente; en la segunda mitad del siglo XV trabajaban en la ciudad ochenta y cuatro talleres de taraceadores, que se ocupaban del diseño (...) y realización del trabajo; (...)

A partir de ese momento las composiciones de las taraceas se van a desarrollar estrechamente ligadas a la visión florentina del espacio … cuya composición, claramente planteada sobre las relaciones precisas de las líneas de fuga y de las ortogonales, se muestra particularmente apropiada para ser realizada con la gran precisión y la estructura lineal de la taracea.

Otro tema muy querido por los taraceadores, por diferentes motivos, era el de los cuerpos geométricos, poliedros, pirámides, ingeniosas esferas de puntas de diamante, … De aquí se pasará, poco más o menos por los mismos años, a las representaciones ilusionistas del trompe‑l'oeil y a la naturaleza muerta, (...) Este equilibrio se irá inclinando paulatina­mente, especialmente en pleno siglo XVI, en favor del mero virtuosismo: la taracea pasa a conver­tirse en una habilísima y minuciosa traducción de las obras de los pintores del momento, privada de una autonomía de lenguaje propia; …

A finales del siglo XVI se producen en Italia muebles de gran riqueza, cuyas movidas estructuras se decoran con incrustaciones de materiales preciosos, mármoles, piedras duras.... en los que la taracea adquiere una función secundaria. En cambio goza de un favor especial en Alemania y en Holanda, donde desde la segunda mitad del siglo XVI y durante todo el XVII se construyen armarios, aparadores y bargueños de grandes dimensiones, a menudo de doble cuerpo, con puertas amplias,
particularmente aptas para la taracea, que presenta un vastísimo repertorio de temas, desde los de flores y los pájaros, interpretados con un minucioso naturalismo de gusto nórdico, difundido sobre todo en Holanda, a los variadísimos de los muebles de Colonia, Augsburgo y el Tirol, con ruinas arquitectónicas, paisajes, cacerías y motivos caprichosos, inspirados en las ornamentaciones manieristas. En estos muebles se utilizan ampliamente maderas coloreadas y, en los ejemplares más tardíos, maderas exóticas, la técnica es la incrustación, … : es una taracea realizada de una manera muy cuidadosa, pero mucho más superficial que la de los siglos XIV y XV. (...)

 

En el siglo XVII fue muy empleada la técnica de la taracea incrustada, llamada también "Boulle" por el gran ebanista de Luis XIV, André‑Charles Boulle, que dio en sus muebles un precioso ejem­plo de ello, utilizando preferentemente, en lugar de madera, refinados materiales como madreper­la, cobre, carey y bronce dorado.

Este tipo de decoraciones se encuentra sobre todo en los muebles franceses, que a partir del siglo XVII, … ocupan un primer lugar dentro de la producción europea.  La dis­ponibilidad de maderas para la ebanistería se enriquecía entretanto gracias a las conquistas coloniales; se inicia así, sobre todo en la taracea de incrustaciones, de la cual acabamos de hablar, y que, con el nombre francés de marqueterie, será la más difundida durante todo el siglo XVIII, la utilización amplísima, junto a maderas locales, de las exóticas, como la de rosal y viola, palisandro y caoba, que permiten conseguir efectos de gran finura y de gracia dicciochesca en los trabajos de los taraceadores más importantes del siglo, … que trabajan todos en París y son autores de los muebles con taraceas en los estilos Luis XV y Luis XVI, con motivos florales, chinerías y pequeños dibujos geométricos; …

Gabriella Gallo Colonni en Las técnicas artísticas, coordinado por Corrado Maltese.
Ed. Cátedra; Manuales Arte. Barcelona 1997 Págs. 342-349

 

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