La taracea
ha sido utilizada desde las civilizaciones orientales y mediterráneas más
antiguas para la decoración de objetos de uso, pequeños y refinados, como arcas
y cofres, y de muebles preciosos .
El empleo
de la taracea cartujana se limitó en un primer momento a cofres y arquetas;
posteriormente… en los siglos XIV y XV, se pasó a decorar verdaderos muebles y,
sobre todo, grandes arcones de sacristía y de ajuar, especialmente en las
regiones del norte de Italia. (...)
La taracea
a partir del siglo XIV aparece en Europa conectada con la moda de dejar las
superficies de los muebles al natural, sin cubrir de estuco o pinturas. Muy
pronto los taraceadores llegaron a ser habilísimos en cortar en láminas
delgadas las maderas disponibles, como boj, nogal, ciprés y más raramente
ébano, jugando con sus diferencias cromáticas para lograr múltiples efectos
decorativos.
De la
pequeña taracea de dibujos geométricos, corriente en Europa en la época gótica
y durante todo el Quattrocento para la decoración del mobiliario, normalmente
entallado, se pasó en Italia y sobre todo en Toscana, en el mismo siglo XV, a
la taracea perspectiva, que reproducía temas figurativos y vistas
arquitectónicas; se trata normalmente de trabajos de grandes dimensiones,
destinados a decorar superficies enteras de muebles ‑sobre todo arcones ‑ y
también sillas de coro, puertas y paneles de revestimiento de paredes.
La taracea
pictórica, cuyos orígenes hay que buscar probablemente en Siena a principios
del siglo XIV … alcanzó su máximo esplendor en Florencia en el siglo siguiente;
en la segunda mitad del siglo XV trabajaban en la ciudad ochenta y cuatro
talleres de taraceadores, que se ocupaban del diseño (...) y realización del
trabajo; (...)
A partir
de ese momento las composiciones de las taraceas se van a desarrollar
estrechamente ligadas a la visión florentina del espacio … cuya composición,
claramente planteada sobre las relaciones precisas de las líneas de fuga y de
las ortogonales, se muestra particularmente apropiada para ser realizada con la
gran precisión y la estructura lineal de la taracea.
Otro tema
muy querido por los taraceadores, por diferentes motivos, era el de los cuerpos
geométricos, poliedros, pirámides, ingeniosas esferas de puntas de diamante, …
De aquí se pasará, poco más o menos por los mismos años, a las representaciones
ilusionistas del trompe‑l'oeil y a la naturaleza muerta, (...) Este equilibrio
se irá inclinando paulatinamente, especialmente en pleno siglo XVI, en favor
del mero virtuosismo: la taracea pasa a convertirse en una habilísima y
minuciosa traducción de las obras de los pintores del momento, privada de una
autonomía de lenguaje propia; …
A finales
del siglo XVI se producen en Italia muebles de gran riqueza, cuyas movidas estructuras
se decoran con incrustaciones de materiales preciosos, mármoles, piedras
duras.... en los que la taracea adquiere una función secundaria. En cambio goza
de un favor especial en Alemania y en Holanda, donde desde la segunda mitad del
siglo XVI y durante todo el XVII se construyen armarios, aparadores y bargueños
de grandes dimensiones, a menudo de doble cuerpo, con puertas amplias,
particularmente aptas para la taracea, que presenta un vastísimo repertorio de
temas, desde los de flores y los pájaros, interpretados con un minucioso
naturalismo de gusto nórdico, difundido sobre todo en Holanda, a los
variadísimos de los muebles de Colonia, Augsburgo y el Tirol, con ruinas
arquitectónicas, paisajes, cacerías y motivos caprichosos, inspirados en las ornamentaciones
manieristas. En estos muebles se utilizan ampliamente maderas coloreadas y, en
los ejemplares más tardíos, maderas exóticas, la técnica es la incrustación, …
: es una taracea realizada de una manera muy cuidadosa, pero mucho más
superficial que la de los siglos XIV y XV. (...)
En el
siglo XVII fue muy empleada la técnica de la taracea incrustada, llamada
también "Boulle" por el gran ebanista de Luis XIV, André‑Charles
Boulle, que dio en sus muebles un precioso ejemplo de ello, utilizando preferentemente,
en lugar de madera, refinados materiales como madreperla, cobre, carey y
bronce dorado.
Este tipo
de decoraciones se encuentra sobre todo en los muebles franceses, que a partir
del siglo XVII, … ocupan un primer lugar dentro de la producción europea. La disponibilidad de maderas para la
ebanistería se enriquecía entretanto gracias a las conquistas coloniales; se
inicia así, sobre todo en la taracea de incrustaciones, de la cual acabamos de
hablar, y que, con el nombre francés de marqueterie, será la más difundida
durante todo el siglo XVIII, la utilización amplísima, junto a maderas locales,
de las exóticas, como la de rosal y viola, palisandro y caoba, que permiten
conseguir efectos de gran finura y de gracia dicciochesca en los trabajos de
los taraceadores más importantes del siglo, … que trabajan todos en París y son
autores de los muebles con taraceas en los estilos Luis XV y Luis XVI, con
motivos florales, chinerías y pequeños dibujos geométricos; …
Gabriella Gallo Colonni en Las técnicas
artísticas, coordinado por Corrado Maltese.
Ed. Cátedra; Manuales Arte. Barcelona 1997 Págs. 342-349
Ed. Cátedra; Manuales Arte. Barcelona 1997 Págs. 342-349



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